Ese animal político informe que es el
kirchnerismo se empeña en hacernos creer que lo mejor – incluso lo más
inteligente - es no tomarlo en serio. Casi todos los días y gracias a la
particular manera de entender la publicidad de los actos de gobierno que tiene
su líder, nos propone una manera superficial y empequeñecida de mirar lo que
pasa entre nosotros.
Las cosas, por lo general, no son lo que
parecen. O más bien no son sólo lo que parecen. Hace rato el kirchnerismo se ha
convertido en su espejo barroco. Buscando superarse, fuerza el espanto y explora
la falta de límites estéticos y políticos. Lo que podríamos pensar como el
pasaje de un lenguaje épico a otro torpemente ligado al espectáculo tiene, por cierto, otros
componentes. Si por un lado muestra su aplastante frivolidad, a esta se le
corresponde en sentido inverso una formidable capacidad de disciplinamiento
social y un gran talento para gestionar el conflicto autoinflinjido.La
gobernabilidad populista propuesta por el kirchnerismo en complicidad
intelectual con el resto de los políticos profesionales argentinos es la
contracara del sainete ridículo que propone cuando se trata de comunicar.
El costado desopilante del gobierno hace
aparecer a los análisis juiciosos como un ejercicio de magnificación
intelectual. Pareciera que es mejor no dialogar con sus estupideces y esperar
al próximo papelón. Pero lo cierto es que los que producen hilaridad y
vergüenza son los mismos que recortan las posibilidades de elección individual,
amenazan por cadena nacional y se desentienden de acciones de torturas que
suceden en comisarías de provincias que manejan desde hace 30 años. Por lo
tanto, y más allá de considerar las extravagancias, los malos chistes y los
excesos como una nota lamentable, cometeré el sociologismo de tomar al gobierno
a partir de las consecuencias que propone y que nos son, lamentablemente,
ineludibles.
La escena de esta semana se la lleva el Vatayón
Militante, un grupo de personajes que pasea presos comunes por actos
oficialistas y que encuentra en los argumentadores kirchneristas excusas nobles
como la reinserción y la resocialización. Mirando en facebook el decálogo de la
agrupación (acá) podemos dejarnos tentar por no considerarlo, por menospreciar
la potencia de las palabras y quedarnos en el chiste sencillo. Ellos mismos alardean
de la equívoca ortografía y la justifican porque con v corta también se
escriben verga, vino, victoria y vagina. Esta hormonal definición no opaca
otras, también interesantes. Dicen que son fieros en la ternura (lo habrán
aprendido de Guevara) y que andan por ahí haciendo ruido al reproducirse, cómo
alguna vez dijo el general. Se piensan a sí mismos, los del vatayón, desde la
cultura nacional y popular. Y sin esperar que nosotros la definamos, lo hacen
ellos. La cultura nacional popular es sucia, relegada, excluida y de base (?). El
vatayón deja claro, para los desprevenidos de siempre, que es peronista y por añadidura
kirchnerista.
Entonces, ¿Qué cosa obtura una mirada risueña
sobre este vatayón? En las cárceles argentinas mueren más personas por actos de
violencia que las que mueren por pena de muerte en los Estados Unidos. La
situación de habitabilidad de las cárceles argentinas es subhumana, se mezclan
presos de distinta calificación penal y se los hace convivir con la indignidad
y la miseria. Frente a la completa y demostrada ineptitud del gobierno para
hacer algo con el tema de la inseguridad, la respuesta es ampliar las cárceles,
y si no hay presupuesto, acondicionamos containers como quería el inefable
Felipe Solá cuando era kirchnerista, primera época.
Mientras tanto y lejos de la hojarasca banal
del stand up cristinista, habrá presos que podrían y esperan hacerlo y que no
saldrán cuando les corresponde, habrá visitas no autorizadas y habrá golpes y
maltratos. La extensa parte conservadora de la sociedad argentina justificará
lo peor de sus argumentos bajo la mirada atenta del hipotético progresismo del
gobierno. Habrá también, como bien y rápido lo denunció la diputada María Luisa
Storani, un bastardeo de instituciones nobles. Como respuesta, desde el poder
hablarán de Clarín, de la dictadura, de los compañeros desaparecidos y de Eva
Perón, pero todo lo otro seguirá pasando.
Queda claro el resultado de la voludez
populista de Cristina Kirchner y su corte de aplaudidores y justificadores. Nos
ofrece un empequeñecimiento de los debates y una sensación de aburrimiento que se
parece mucho al vacío. Dice Félix de Azúa en su maravilloso Diccionario de las
artes que el aburrimiento es un gran anunciador de cambios profundos. Habrá que
hacer aparecer algo que llene la nada del aburrimiento kirchnerista. Hace un
tiempito que parece que esto está por terminar, por el bien de todos, ayudemos
creativamente a que eso suceda.
13 comentarios:
Me imagino que el autor hace trabajo social y que viene denunciando las condiciones carcelarias antes que se destapara lo de Vatayón.
Anónimo parece ser K... un negador compulsivo...
Hola Anónimo:
Las denuncias al sistema penitenciario de la gran patria nacional y popular son viejas: no hacen falta trabajadores sociales denunciando cosas cuando eso mismo ya lo hicieron decenas de ONG´s y hasta la Corte Interamericana de Justicia.
Sabías lo del CELS? Acá encontrás literatura que te puede interesar: http://www.cels.org.ar/common/documentos/accion_de_habeas_corpus.pdf
Y acá también:
http://www.cels.org.ar/agendatematica/?info=homeMiniSitio&ids=158&lang=es&ss=171
Verbitsky es una fuente confiable. Él debe saber algo...
Abrazo!
Impecablemente triste.
O sea que porque el sistema penitenciario está mal, no es válido que haya organizaciones o grupos políticos que quieran trabajar con los presos. Raro el razonamiento.
Anonimo es el tipico kirchnerista que nunca aprendio a razonar. Te recomiendo repasar los tipos de falacia. Besos.
Como bien dice FacundoCalegari
si se quiere saber algo sobre maltratos en el sistema carcelario, hay que recurrir a una fuente K.
El dia que nuestros opositores se escandalicen menos por la estetica K que por el estado de las carceles .. seguramente ahi tendremos un pais mejor.
En este sentido celebro esta nota que parece mostrar cierto despertar opositor.
FelipeMartel
Muy buena descripcion del tema con palabras claras , creo que la gente no quiere aceptar o malinterpreta posturas y conjetura ideas no expuestas , sugiero que los opinologos que escribieron aprendan a aceptar que no todos son K y que se soporta lo insoportable……
Agustín V.
El vatayón tiene que inspirar a un nuevo Esteban Echeverría. Algún preso "cajetilla" ultrajado por las v*rgas militantes, que legase para el futuro el registro de estas sordideces.
Bien, quiero agradecer a todos los comentarios. Son los exclusivos nueve entre más de 1500 lecturas que tuvo el artículo. No es mucho lo que tengo que decir, a Anónimo primero, sólo comentarle que no hice ni hago lo que creo el llama trabajo social, si, en cambio, he trabajado con el sistema carcelario desde publicaciones de la facultad de sociales hace ya más años que los que quisiera y en relación con las denuncias, desde mis modestos espacios he llamado la atención siempre que pude sobre este tema. Espero que sean credenciales suficientes para anónimo.
Gracias para los que apoyan y a Agustín V creo que no le entendí.
Gracias de nuevo y saludos
Como ejemplo de empequeñecimiento de los debates y frivolización de los problemas, este pobre artículo de Palumbo que, como dice un comentario anterior, quiere atribuir al trabajo social en las cárceles que hace Vatayón Militante las muertes producidas en las cárceles -muertes denunciadas por sectores del mismo kirchnerismo y no por la oposición. Ahora bien, hay que tener una enorme mala fe para confundir los talleres culturales en los que participan los presos en vista a su reinserción social, con los asesinatos. Esto demuestra la falta de escrúpulos de este antikirchnerimo palurdo que, por si hiciera falta terminar de advertir su impotencia, culmina este lamentable artículo con una apenas velada apología del golpe de estado.
Mal que le pese a los palurdos de la política argentina, el kirchnerismo recién está empezando.
Pasa muy a menudo que uno no sabe que hacer cpn el kirchnerismo y con los kirchneristas. Si tomarlos en serio o no, si considerar sus opiniones como serias o si, sencillamente, aprendieron el credo de la beligerancia y lo practican sin chistar ni pensar.
Algo así pasa con el señor Cuervo. No lee con atención, lee lo que el ya quería leer antes de hacerlo y comenta como si fuera un texto lo que en realidad es otro.
Eso no me preocupa mucho porque Cuervo no es mi amigo y el que corre con su ignoracia y con su falta de contracción a la lectura es él, pero si me preocupa un poco más, no mucho, una tendencia que tienen los kirchneristas de ver golpes de estado allí donde jay lucha política. En una democracia, tener deseos de que un ciclo termine es ponerse a trabajar en sentido contrario, acumular experiencia colectiva y ganar una elección frente a lo que se tiene por adversario. La falta de sensibilidad democrática hace que los kirchneristas sólo entiendan el recambio de elencos de gobierno como un apéndice del golpismo, basicamente porque descreen de la demcracia toda vez que no la encarnen ellos.
Y en relación con lo último, debo decir que tal vez Cuervo tenga razón, pero eso no mejora al kirchnerismo. Que dure mil años no convierte a ningún proceso miserable en uno noble. Los signos decadentistas del kirchnerismo, para mi, están a la vista, eso no quiere decir que se termine dentro de quince minutos. Incluso es probable, que con esta oposición, ese camino termine durando más de lo aconsejable.
Cuánto me alegra que Palumbo disipe las obvias connotaciones golpistas de su último párrafo. Está bien, las amenazas veladas dejan un margen para no hacerse cargo de ellas y denotan un cierto reconocimiento, si bien a regañadientes, del respeto a la soberanía popular. Videla y Camps también hicieron lo que hicieron en nombre de la defensa de la democracia. Y lo que puede hacer Palumbo en comparación es bastante poco.
Y sí, con opositores como Palumbo es probable que el kirchnerismo termine durando más de lo aconsejable.
Pónganse las pilas, palurdos, que tenemos ganas de tener una competencia política un poco más disputada y así no da.
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