No se puede ser otra cosa que breve en el análisis de las elecciones del 14.08, a la espera de reflexiones que necesitan de tiempo y de mayor espacio de debate. La cuestión numérica resulta tan concluyente que no deja lugar para otra cosa que para malabares argumentativos, de los que les gustan a los falsos profetas mediáticos o a los políticos negadores.
Sin ningún ánimo concluyente y a expensas de cierta precariedad hay, sin embargo, algunas cosas por decir, sobre todo para quienes no compartimos el universo oficialista. Las fuerzas que actuaron desde la oposición tuvieron una elección poco convincente, que no atrajo a la ciudadanía y que no generó esa corriente de confianza que se necesita para que las personas piensen en cambiar. Paradójicamente, las primera elecciones primarias, aquellas que supuestamente le devolvían al ciudadano la capacidad de optar y seleccionar sus liderazgos terminaron siendo, por imperio de la lógica irreductible del sistema de partidos, una aburrida confirmación presidencial y un territorio de disputas menores para la oposición. Queda si, casi para la anécdota dolorosa, la confirmación de la desaparición electoral de quién fuera probablemente el actor más dinámico de la argentina de los últimos años, Elisa Carrió, y queda la desaparición simbólica de lo que alguna vez significo la UCR como espacio institucional. Convertido en una suerte de colegio de señoritas mal administrado, el viejo partido no sabe qué hacer cuando se enfrenta a una ciudadanía a la que no le puede mentir sobre su glorioso pasado y a la que le tiene que hablar en tiempo presente. Del futuro, veremos.
El Frente Amplio Progresista hizo una elección que, en términos de números, aparece razonable y que, más por fortuna que por virtud, se vuelve interesante en tanto ninguna otra fuerza de las que hicieron de opositoras pudo sacarle demasiada ventaja. Cierto es que perdió en Santa Fe, que la elección en la provincia de Buenos Aires fue muy mala y que en la Ciudad de Buenos Aires, si bien razonable, la elección tampoco permite excesos de alegría, mucho menos en relación con la lista de diputados que vivió un corte de boleta destacable, por su porcentaje y por las características de la elección. Más allá de esto, el FAP logró mostrar que le fue mejor aún que sus propios números y quedó en un interesante lugar para crecer unos puntos hacia la elección de octubre. En distritos claves, como la Ciudad de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba las posibilidades de agregar votos en diputados son muy importantes.
Hasta aquí un análisis más bien árido, casi estepario. Quisiera, ahora, plantear una cuestión que me parece sugerente. Si se miran los grandes agregados de la elección nacional, más allá de comportamientos electorales locales o regionales –como el caso de Santa Fe y Cuyo más el sur cordobés- pareciera que la ciudadanía que no quiso votar al gobierno, no eligió opciones que se proponían como progresistas. Pareciera que la ciudadanía prefería incluso variantes del peronismo antes que a fuerzas autoproclamadas o de tradición progresistas. Esto puede sostenerse con los números de la elección en Ciudad de Buenos Aires, en la provincia, en Santa Fe (con matices) y en Córdoba.
Lejos de establecer hipótesis temerarias en relación con corrimientos del electorado, un punto aparece bastante nítido. Para una porción importante de la ciudadanía, el gobierno interpreta la esfera de demandas, deseos e intenciones del universo progresista. Esto demostraría, al mismo tiempo, lo ineficaz de los planteos sobre la verosimilitud de esa condición llevadas adelante por diversas fuerzas bajo distintas formas y consignas tales como “el verdadero progresismo” o “contra el progresismo trucho”. Una dimensión complementaria seguramente nos llevará a suponer que la ciudadanía no ha encontrado en los partidos o alianzas que comparten la familia centroizquierdista una opción que le genere la suficiente confianza.
Quizás el punto más interesante en este recorrido sea el de llegar a la conclusión acerca de la necesidad de abandonar las invocaciones sobreideologizadas para detenerse más en la generación de una proximidad de otro registro. Tal y como ha manifestado el Profesor de Privitellio, los electores parecen estar recurriendo cada vez más a un ejercicio soberano e independiente en cada uno de los momentos en que son llamados a decidir a través del voto. Se eligen personas, es cierto, pero también se elige a una persona determinada para un lugar determinado y en un momento determinado. Si esto es así, las fuerzas políticas debieran ser capaces de generar corrientes de opinión con contenido pero a la vez sostenerse sobre campañas (en sentido rortyano) eficaces, seductoras y queribles. Y eso es muy difícil si lo que más les interesa a las fuerzas es una suerte de compulsa interna para ver quién hace más izquierdismo.
Una fuerza reformista que no le tema al gobierno deberá tomar nota de las modificaciones en la subjetividad que van definiéndose en cada votación con mayor claridad. Deberá asumir que le habla a individuos y a no a colectivos fantasmáticos que aparecen bajo la forma de militantes, pueblo u organizaciones sociales. Tal vez la mejor narrativa del futuro suponga huir del progresismo y decidirse a una experimentación incierta y precaria, como los votos.
6 comentarios:
Muy interesante como siempre, Gabriel. De hecho, de los pocos análisis lúcidos que he leído dentro del universo de quienes no votaron por Cristina. A diferencia de la mayoría, que eligió sacar el talonario de facturas y a ver la paja en el ojo ajeno, tus conclusiones miran hacia adelante con criterio.
Fernando, Gracias por pasar! Y por el comentario. Diferencias aparte, una buena palabra tuya es un verdadero aliciente.
"...las fuerzas políticas debieran ser capaces de generar corrientes de opinión con contenido pero a la vez sostenerse sobre campañas (en sentido rortyano) eficaces, seductoras y queribles. Y eso es muy difícil si lo que más les interesa a las fuerzas es una suerte de compulsa interna para ver quién hace más izquierdismo."
No estoy seguro de haber entendido bien.
Hay que interpretar que las fuerzas opositoras (Alfonsion, Carrio, Duhalde, R.Saa ...) compulsaron para ver quien hacia mas izquierdismo ?
Mi estimado Felipe, si leyeras evitando la obligación de polemizar, todo sería más sencillo. DEjá de lado tu visceral kirchnerismo -que te lleva a constituirte en tanto entidad conflictiva- y vas a poder distinguir ciando hay cosas que se dicen y escriben sobre situaciones y actores concretos y cuando se dice o se escribe sobre cuestiones más generales, abstractas, conceptuales. si no lees enojado, sale facil. Y otra vez que andes por acá avisá y nos comemos algo.
Lo mio era pregunta sobre algo que no estoy seguro de haber bien interpretado
Ya estoy de vuelta ... que garron !!
Dale ! La proxima comemos algo
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