Benedicto XVI, el Papa de los católicos, el Papa de mi fe, estuvo en España. En el cierre de sus actividades, ofició una ceremonia religiosa dedicada a los jóvenes, allí en Cuatro Vientos, cerca del aeropuerto. Una enorme cantidad de feligreses escuchó las palabras del Papa con la atención que se le brinda a quién tiene en su palabra una legitimidad y una autorización moral difícil de igualar.
Los principales diarios españoles, El País y El Mundo, reflejaron el acto religioso y se detuvieron en aquellas cuestiones que Benedicto XVI puso en relieve. Las recomendaciones papales hacia la juventud se centraron en dos o tres puntos importantes. Por un lado, advirtió que no se puede seguir a Jesús “por fuera de la Iglesia”, por otro lado alejó la posibilidad de dejarse seducir por una vida sin Dios y, lo que es más fuerte, lanzó una fuerte sentencia sobre la inutilidad de perseguir a Dios en solitario o hacerlo en forma libre.
Para alguien religioso, pero también liberal y pragmatista, las palabras de Benedicto resuenan con un eco complejo y contradictorio. Me pregunto cuál será el bien a resguardar bajo las advertencias del Papa en España. Se mezclan la voz del Papa con los textos deweyanos y la discusión sobre tomar lo religioso como un adjetivo o como un sustantivo. Desde el punto de vista del pragmatismo “lo religioso” denota un adjetivo que puede, o más bien debe, acompañar a la experiencia. La experiencia religiosa, en este caso, puede o no tener “una religión”, seguir sus rutinas y sus rigurosidades, pero en tanto se lo toma como una forma de la experiencia, esas arideces se diluyen hasta desaparecer. En un sentido extremo del pensamiento de Dewey, el sentido religioso no es distinto a otras formas de la experiencia y tiene, cuando existe, una relación directa con la vida colectiva. Las rutinizaciones religiosas están ligadas, por lo general, a un registro milagroso que requiere de la capacidad de “probar” o de “sentir” la presencia de Dios. Desde nuestro sitio pragmatista esa necesidad no existiría, toda vez que no necesitamos de ninguna “evidencia” para creer y la autorización proviene de un ideal más que de un hecho probado y particular.
El llamado de Benedicto a no buscar a Dios libremente convoca a un monismo religioso que, por fortuna, no agota las plurales posibilidades de la religiosidad. Fijan, eso sí y fuertemente, lo religioso en lo absoluto, lo total, volviendo la figura de Dios como el único plan de salvación, siempre y cuando se sigan las reglas. Nada hay de no religioso en el intento pluralista que William James explora en la octava lección de El Pragmatismo. En ese ensayo, el gran filósofo dibuja una posibilidad inquietante: No sabemos aún qué tipo de religiosidad será la más útil para nuestra experiencia colectiva y debemos posponer el dogmatismo. Muy probablemente un tipo de religiosidad de este registro no conmueva tanto a los espíritus deseosos de una severa asertividad más allá de lo humano y por eso mismo llame en su ayuda a mentes indulgentes.
4 comentarios:
Buena nota. Me gustó esta parte: "En ese ensayo, el gran filósofo dibuja una posibilidad inquietante: No sabemos aún qué tipo de religiosidad será la más útil para nuestra experiencia colectiva y debemos posponer el dogmatismo."
Hola Gabriel:
Tengo algunos comentarios a partir de tu interesante nota. Si bien Dewey y James, a quien conozco mucho mejor, sostenían que el "religiosa" de la experiencia tiene carácter de adjetivo, James, en algunas cartas y otros documentos recogidos por Perry, también reconoce que esa es una consideración, en cierto sentido, antipragmática: de algún modo falta al principio pragmático de beber de la experiencia y de considerarla en su hondura y densidad. Me explico: la experiencia religiosa siempre se da de modo encarnado y se asume como teniendo un tenor particular, no como siendo una experiencia más (que pueda juzgarse por la via del consecuencialismo social, por ejemplo). Ese es un nivel en el que se la puede considerar, pero solo uno y quizá no el más importante. Quisiera saber qué opinas sobre esto.
Mi otro punto es este: si bien considero que el Papa está equivocado y que el seguimiento de Jesús puede llevarse fuera de la Iglesia y fuera de la comunidad; hay otro modo de interpretar la sentencia, a saber: una invitación --hasta en cierto sentido pragmática-- a atender a la experiencia y al modo más efectivo de la encarnación del seguimiento de Dios: a través de la comunidad y de la tradición de una fe. Estoy jugando un poco con las ideas a riesgo de sonar muy conservador y consciente del poco espacio para que uno se explaye. Espero, sin embargo, haber sido medianamente claro como para que crucemos algunas ideas. Un abrazo!
Mi querido Raúl, voz autorizada en estas cuestiones. No conocía lo de las cartas que mencionás. De todos modos, habilita una hermosa discusión acerca de los distintos estados de la experiencia. Dewey - aquién conozco más- en El Arte como Experiencia nos hace sospechar que la idea pasaría por igualar los distintos tipos de experiencia. Se refiere allí a la artística, pero menciona la religiosa. En un pasaje de ...una versión... Rorty trata de ubicar la estrategia jamesiana dentro de un esquema de dilución de la tensión entre ciencia y religión y vuelve a colocar la cuestión en un registro público-privado. Tampoco me convence esa parte rortyana, de hecho es la que menos me convence. Dejaremos para la experiencia - propia- la resolución de este punto, aunque me queda picando la inquietud.
Sobre los dichos del Papa, es interesante lo que planteás, incluso hasta podría estar de acuerdo. En rigor de verdad y lo que me animó a escribir la nota pasa por lo siguiente. Creo que muchas veces, estas muestras de rigidez atentan contra la posibilidad de espiritualidad de más personas. y, por otro lado, refuerzan los prejuicios que se tienen contra la iglesia, que las más de las veces son injustos, pero no lo son tanto cuando se refieren a ciertas "exigencias" un poco fuera de tiempo.
Te agradezco enormemente tu comentario y la posibilidad de tratar un tema de este calado con alguien de tu formación y sensibilidad. Abrazo muy fuerte.
Gracias a ti por la respuesta amigo querido. Es un tema, en efecto, que da para discutir mucho. Ya tocará hacerlo cuando nos veamos. Te paso, sin embargo, un link a un artículo que escribí y que, sospecho, puede resultarte interesante dado lo que te animó a escribir: http://sagradaanarquia.wordpress.com/2009/10/03/un-dogma-del-catolicismo-y-algunas-consecuencias-de-cuatro-incapacidades-i/ (tiene una continuación en el mismo blog: http://sagradaanarquia.wordpress.com/2009/10/09/un-dogma-del-catolicismo-y-algunas-consecuencias-de-cuatro-incapacidades-iii/)
Un gran abrazo!
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