lunes, 13 de septiembre de 2010

facultades tomadas (las minúsculas no son un error)

En su afán por simplificarlo todo, los espíritus progresistas han decidido que las tomas a los secundarios son actos heroicos, sensibles, responsables e ideológicos y las tomas a las Facultades un acto de vandalismo, irracionalidad y sobredeterminación ideológico-partidaria. Esto es así básicamente, porque las primeras son “contra” Macri, y las segundas “contra” Kirchner a través del rectorado (por otra parte inclasificable) de Rubén Hallú.

Creo que las tomas, así planteadas, muestran mucho más que el hecho de la movilización y el reclamo. Muestran la ominosa falta de imaginación tanto de quienes protestan como de quienes gestionan. Tanto unos como otros se preocupan, principalmente, por no ser corridos por izquierda y mientras tanto (como sucede habitualmente) demuestran su conservadurismo.

Es necesario pensar sobre los objetos de la disputa. Por un lado, claramente, la calidad de la educación, por otro, la legitimidad en la autoridad del Estado. Cuánto tiempo puede sostenerse que porque se quiere estudiar se impide estudiar? Cómo podemos, en el caso de Sociales, sostener que el estado del edificio es un peligro y al tiempo, proponer que los pasillos de la facultad se atesten de bancos, mesas, profesores y alumnos en un eufemismo absurdo llamadas clases públicas. ¿Acaso no son todas las clases públicas en la UBA? Cómo se puede defender la facultad y escindirla tanto de la consideración pública, y al decir público aquí me refiero a aquellos que hacen posible el privilegio de enseñar y de aprender como se lo hace en la UBA, sostenido por el acumulado de trabajo de personas que jamás pensaron y pensaran a sus hijos en esa Universidad.

Por el otro lado, las autoridades se preocupan únicamente por no ser corridas por izquierda, por no quedar descolocadas en un hipotético mapa ideológico que no le interesa a nadie salvo a ellos mismos.

Las tomas desnudan el simplismo con el que se elaboran los conflictos en Argentina. Sin ningún ánimo de sincera resolución, se narra de modo finalista hasta el punto de perder de vista el objeto mismo que generó la discusión. No hay ninguna posibilidad de colaboración porque a nadie se le ocurre colaborar, en definitiva, a nadie le interesa genuinamente el conflicto sino lo que puede sacar de él, tanto en términos tangible, concretos y en algunos caso en efectivo, o en lo que es más inmaterial, la posición política.

El campo intelectual hace lo suyo para dejar todo como está, Macri es de derecha, entonces las tomas son legítimas, mientras que al compañero rector esas cosas no se le hacen. Nos explican las diferencias entre Macri y Kirchner como si lo necesitáramos y teorizan sobre las lógicas de la protesta social.

Lo que aparece como gran ausente es el afecto que hace falta para que estas cosas se empiecen a trabajar seriamente. La falta de instrumentalización del conflicto y su consideración dialógica parecen quimeras. En el camino hay un montón de personas que quieren aprender, de las clases, de las charlas con compañeros, de los conflictos y de las formas de resolución de esos conflictos. Pero esa oportunidad está vedada, parece que hay varios que están luchando para que eso no aparezca.

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gusta lo de los bancos en los pasillos, te imaginás, Gabriel, que pasaría si se prende fuego algo y hay que salir corriendo?? Mamita querida, Cromañon 2 hacemos!
No quiero decir nada de las tomas, pero lo único que remarco es que, por lo menos en Ramos, públicas adentro del aula, o afuera del aula CLASES NO HAY entonces... hasta cuando?

alejo

Ana Lopez Acosta dijo...

Gabriel, muy buena entrada, como siempre, che.
"En el camino hay un montón de personas que quieren aprender, de las clases, de las charlas con compañeros, de los conflictos y de las formas de resolución de esos conflictos. Pero esa oportunidad está vedada, parece que hay varios que están luchando para que eso no aparezca."
Lamentablemente en todo este conflicto lo que veo es justamente lo que rescato de tu texto, la obstrucción a la posibilidad de permitir que del conflicto surjan acuerdos, consensos, aprendizaje en fin, no se piensa en los consensos, porque parece ser el conflicto en si mismo el fin perseguido y no lo que del conflicto se deriva en aprendizaje.

El fin no parece ser dejar aprender y dar lugar para que se aprenda, sino convertir a las instituciones en campos de batalla.

Fernando dijo...

Gabriel:
En medio de este lío he tenido la posiblidad de concurrir a alguna que otra escuela tomada invitado a explicar toda esta maraña de datos y cifras que se tiran sobre el presupuesto educativo. Creo que hay mucho para ver en este conflicto: problemas en la Ciudad y en la Nación, grupos que quieren hacer la revolución o ser funcionales a una derecha que destruye adrede la educación pública (ayudando a esconder el elefante tras la fachada de alguna maltrecha facultad), gente que se hace cargo y gente que todavía no se despierta, etc.
Lo que yo sí pude ver, y que me impactó para bien, es una cantidad de gente preocupada por entender el tema y por encontrar una solución, y me refiero a muchos alumnos de 17 años que por ejemplo entienden qué es una ejecución presupuestaria, a algunos docentes y padres que los acompañan. Muchos tiran para adelante, y pueden quedar entrampados en un método de lucha que en la medida que se prolonga termina siendo funcional a los intereses de un gobierno que no invierte en educación pública mientras aumenta los subsidios a educación privada, y que utiliza estos conflictos para promocionar la concurrencia a esas escuelas. Pero más allá de eso, y de los intereses políticos que pueden sobrevolar, el conflicto es real, por lo menos en la Ciudad.

Gabriel Palumbo dijo...

Fernando, pero claro que los conflictos son reales, lo que aparece irreal son las maneras de encontrar soluciones. En rigor de verdad, lo que lleva a la entrada es justamente eso, que la manera en que se intenta llevar adelante el conflicto, obtura la posibilidad de encontrar soluciones creativas.

Laura dijo...

mmm coincido. No conozco el problema más que por los diarios, pero si juzgamos por el clima de opinión...la cosa viene más por el lado del enfrentamiento, "la guerra" (¿?) como leí en algunos blogs... posicionarse y conseguir (no inmporta cómo porque lo que importan son los resultados) "somos irónicos" "tenemos penita" o melodrama casero, pero no me parece que por el lado de diálogo y resolución.Fuera de ese tono cualquier relato (perdón por la palabra) se hace más que difícil, habrá que seguir probando.

Laura dijo...

ah! y me olvidaba, porque ya me la veo venir...(indirectamente y a la distancia, como se estila, por supuesto) Agrego: la agresión y las referencias sexistas (a lo Diego)Qué lindo momento

Gabriel Palumbo dijo...

Laura, ese es un capítulo aparte, la construcción semántico-lingüistica de los tomadores y, porqué no decirlo, de las autoridades da para largo.

Cristian Piris dijo...

Muy buena nota. Me sorprende la ausencia de los padres de estos menores, pero están ausentes en tantos aspectos que ahora solo muestra coherencia, no?
Tampoco los docentes y directivos parecen tener algo que decir, quizás también esten enseñando algo con su intrascendencia.
La autoridades gubernamentales ponen sus planes a consideración de los alumnos, mientras otras autoridades los azuzan.
Los chicos creen que están viviendo un momento histórico y glorioso mientras pierden días de clases en alegre estudiantina.
Despues de esto no se si tendremos mejores escuelas, pero con seguridad no lograremos una sociedad más madura.

Bárbara dijo...

Me gustó mucho esta entrada. Coincido con la cuestión de la falta de creatividad y/u originalidad para plantear un reclamo que -para mí- es completamente legítimo. Además es por lo menos penoso que no aparezca la posibilidad del consenso; pienso que no podemos ponernos en el lugar de "lxs dueñxs de la Verdad" y descartar todo lo que sea diferente a mi/nuestro/otro pensamiento.
Estaba esperando este post y por último quiero decir que es un privilegio haber sido alumna suya.
Saludos

Fernando D. dijo...

"A algunos les gusta más la lucha que la victoria."


Como recuerdos de esta toma me van a quedar:
- La asamblea movil: Fenómeno, nunca antes visto, en el cuál una asamblea comienza en un lugar y termina en otro. La dicha asamblea comenzó en la sede de constitución y terminó por trasladarse a San Juan y Bolivar, empezando a votar las mociones muy pasadas las 00hs. El motivo del traslado fué un supuesto pedido de solidaridad por parte del Colegio secundario Normal 9. Pedido que claramente se "mal interpretó" ya que los estudiantes secundarios dentro del colegio pedían tranquilidad y no a un conjunto de personas "agitando" desde afuera.
Como último hecho llamativo de esta jornada se puede decir que fué el día en el que se tomo el aula 6 para montar un proyecto gastronómico.

Legitimidad de las decisiones tomadas: Nula

Representatividad: Ausente

- Regreso a 1917: Este sentimiento se apoderó de mi al escuchar a un profesor (al cual respeto mucho) en discusión con un alumno en clase pública. Este profesor, al grito de "Hay que armar Soviets" llamó la atención de quienes escuchabamos. Este intento de Flashback, claramente, va a formar parte de esas cosas que "no se olvidan pero no estaría mal olvidar".

Gabriel Palumbo dijo...

Fernando, ese es uno de los problemas centrales si se lo mira con un dejo benévolo. Cuáles son las mejoras para lo que pomposamente llaman "el movimiento estudiantil" que se verifican tras las tomas. ¿No es posible pensar una estrategia de puesta en discusión y de aumento de las audiencias sin llegar a negar lo que en algún sentido nos configura como actores sociales?
El punto es que esa mirada es una mirada ingenua, que tenemos los que pensamos esta disputa con los ojos en la educación, en el aprendizaje, en la colaboración. Nada de esto le importa ni a a quienes toman ni a las autoridades, ese es el punto. Y después, por privada, me tenés que decir quién sugirió lo de los soviets

Lastimadito dijo...

Un punto alto y alejado del océano. Agua que debe llegar. Nunca llegará en línea recta. Nunca el camino más corto. Así la humanidad avanza. Quizás a la inversa, desde lo bajo a lo alto, pero igualmente impredecible es por donde. Los ríos son muy humanos